Anécdota del Viajero
Juan Barsi
Erase
una vez allá en un pueblo lejano, en los adentros de la ciudad de Madrid, en
España, existía el espíritu de descubrimiento y curiosidad parecida a la de un
niño que empieza a caminar.
Allí
estaba yo recordándome en mi alcoba, las experiencias de mis viajes y más aún
del último que hice. Una nube de inquietudes y pensamientos se me vinieron a la
cabeza cuando de pronto la nostalgia se apoderó de mis pensamientos cuando por
mi mente pasaban las imágenes de mi último viaje y me di cuenta que durante mi viaje a las Américas, había
visitado y explorado cada remoto rincón de América a excepción de uno de los
lugares más impresionantes y hermosos del mundo, donde su gente es muy
increíble y además ellos mismos se hacen llamar “guatemaltecos”. Creo que ya
saben a qué país me refiero.
¡Guatemala!,
¡vaya!, ¡qué hermoso país!. A pesar que no lo conozco, un buen amigo mío, Pedro
Begal, me ha contado grandes historias. Todavía recuerdo que una vez me dijo: “Juan, amigo mío. Con todo lo que he visto y
he experimentado, no hay lugar más hermoso y tan conservado que allá en aquel
país bañado por las costas del Caribe, justamente en el centro de lo que
llamamos Centroamérica. ¡Sí! Mi buen amigo, me refiero al hermoso país llamado
Guatemala. No te imaginas la cantidad de lugares y edificios históricos e
impresionantes que posee este lugar”.
Cuando
Pedro me contó esto, supe enseguida que tenía que partir algún día para ver con
mis propios ojos aquellas magnificas historias.
Pues
les diré que hace cinco meses tuve una de las mejores experiencias de mi vida,
¡Adivinen!, después de tantas historias al fin viajé a Guatemala y les contaré
cual fue mi experiencia.
Estaba
yo bajando del aeropuerto llamado “La Aurora”, donde pude darme cuenta que cada
vez que miraba los alrededores, me sentía tan emocionado.
Luego de bajarme del avión, tomé un taxi y le dije
al taxista que me llevara al lugar más hermoso del país y ¡adivinen que!, me
llevó a un lugar realmente hermoso que se llamaba “Antigua Guatemala”. Al
bajarme del taxi, inmediatamente pude observar que ante mis ojos estaba por
primera vez el lugar de todas las magnificas historias que Pedro me contaba y
por lo mismo, no podía creerlo.
Lo
que puede observar a primera vista fue que toda la ciudad, a pesar de todos los
terremotos, sus construcciones, en su mayoría religiosas, eran totalmente
hermosas y con notables rasgos del barroco. También tuve la oportunidad de
escuchar grandes historias contadas por su increíble gente como que en sus
casas existían y que todavía tenían chimeneas y linternas características del
siglo XVIII. Por consiguiente también me contaron que sus iglesias y templos
eran de los conventos como por ejemplo de la orden de los dominicos y otros que
son laicos.
No
es por alardear pero como buen observador que me considero, pude darme cuenta
de las decoraciones de las estructuras que eran ornamentales de yesería y
pintura como fue notablemente el caso del Templo de San Francisco y de La
Campaña de Jesús.
Así
como tenían templos hermosos, también tenían fuentes que hacían de la ciudad
uno de los mejores espectáculos especialmente por la noche.
Estuve
solamente una semana en este increíble país pero me quedo hasta dentro, la
devoción de regresar otra vez y seguir explorando aquel país de las historias
de mi amigo Pedro Begal.
By: Lisbeth Valdez
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